lunes, 5 de septiembre de 2016

La fachada del 'Garage' Miraflores luce restaurada


La integración del patrimonio en nuestra vida diaria es quizás una de las tareas más complejas a las que se suele enfrentar una sociedad. ¿Qué hacer con un edificio cuando deja de ser 'útil'? En algunos casos, como por ejemplo cuando se trata de una iglesia en una sociedad donde la religión sigue teniendo un papel importante, el uso continuado en el tiempo facilita que el edificio en cuestión se conserve en su integridad. Hay excepciones, como el caso de la iglesia de San Luis de los Franceses o la de Santa Lucía, la una convertida en espacio escénico y musealizable y la otra transformada en una biblioteca. En otros casos la adaptación es más compleja y el edificio suele sufrir innumerables reformas y alteraciones para permitir que siga siendo útil a la sociedad.



La conservación del patrimonio debería ser uno de los pilares de cualquier sociedad. Mantener y preservar la herencia histórica y artística ayuda no sólo a aumentar el número de visitantes (como algunos están empeñados en creer), sino a mostrar a las nuevas generaciones una serie de valores que sus antepasados tuvieron. Cuando conservamos la Plaza de España no estamos pensando únicamente en los turistas que puedan venir a verla, sino que deberíamos sentirnos orgullosos de lo que Sevilla fue capaz de hacer en unos momentos tan complicados como los primeros años del siglo XX.


El Patrimonio industrial es, sin lugar a dudas, el más damnificado junto con el arqueológico. Un palacio o una iglesia tiene valor para una gran parte de la ciudadanía, pero conservar los cimientos de un edificio portuario romano o una antigua fábrica ya es algo que interesa a un menor número de personas. 


Por fortuna, en Sevilla tenemos un espacio donde es posible reconocer en apenas unos metros de recorrido, la evolución de la arquitectura industrial sevillana desde el siglo XVIII hasta mediados del XX. Se trata de la Avenida de Miraflores y alrededores, de la que ya os he hablado en otras ocasiones. Por alguna absurda razón, en el PGOU de 2006 se recortó la protección de esta avenida, que pasó de estar ampliamente protegida a quedar dividida en dos, desde la Ronda Histórica hasta la calle Polancos sigue protegida y de ahí en adelante, no. Este cambio urbanístico dio alas a las promotoras inmobiliarias para que despojaran a gran parte de la avenida de su interés histórico. El derribo del interior del Garage Miraflores fue un primer paso, aunque los vecinos de la zona a través de la Asociación Histórica Retiro Obrero consiguieron que se salvara la fachada. Peor suerte tuvo la contigua Fábrica de Ballestas, que hace unos meses fue derribada sin contemplaciones para construir una nueva promoción de viviendas.


Con las obras en el antiguo Garage Miraflores prácticamente terminadas, ya podemos ver el resultado de la integración entre la fachada de 1921 diseñada por Ramón Balbuena y Huertas y el nuevo edificio de viviendas. Si bien se ha conservado parte de la historia del edificio, sigo siendo más partidario de otro tipo de intervenciones como la llevada a cabo en la antigua Fábrica de Industrias Sombrereras Españolas de la calle Arroyo, donde el edificio de nueva construcción se retranqueó para dejar respirar la histórica fachada. A la espera de que el Ayuntamiento cumpla su promesa de aumentar la protección de la Avenida de Miraflores por su pasado industrial e histórico, de momento todas las miradas se centran en la Fábrica de Vidrio La Trinidad, cuyo rehabilitación no termina de arrancar a pesar de las múltiples promesas políticas.


3 comentarios:

Gabriel M. dijo...

Bravo por el artículo. De acuerdo en todo, aunque el protección siempre dependerá de los recursos disponibles...

Unknown dijo...

Mi nombre es Antonio Labandón y trabajo para la empresa Grupo Acron que ha sido la encargada de restaurar los arcos del "Garage"de Miraflores.
Ha sido un orgullo para nuestro empresa poder participar en la conservación de la memoria histórica del patrimonio sevillano.
Pasear por la avenida Miraflores y observar como los ciudadanos de Sevilla alaban nuestro trabajo no tienen precio.
Le felicito por su reportaje.

Sergio Harillo dijo...

Gracias por sus palabras, Antonio. ¡Un saludo!

Gracias, Gabriel. La verdad es que sí, que el patrimonio depende en exceso de los recursos económicos, aunque también es verdad que muchas veces el desconocimiento hace mucho daño. He visto cómo en casas antiguas se arrancaban los suelos hidráulicos para poner gres, cuando una baldosa hidráulica es muchísimo más cara que una solería de gres corriente. A veces creemos que lo "moderno" es mejor porque es más actual, pero mucha veces se sustituyen auténticas fortunas por materiales bastante pobres.

¡Saludos!